El Cuerpo Mental: El cuerpo mental, el cual fue hecho de la sustancia del Reino Mental, es muy similar al Ser Crístico, por el hecho de que debe ser el vehículo del Ser Crístico en su manifestación inferior o exterior. La actividad mental funciona a través de este cuerpo, el cual contiene la suma de todos los conceptos, opiniones, conocimientos y conclusiones humanos atraídos de todas las fuentes de información. La mente fue creada para que fuese Sirviente de la Llamada individualizada y no su dueño. Debe ser el instrumento para crear y mantener el patrón o la visión de la idea hasta que la manifestación física puede efectuarse.
El Cuerpo Etérico: el cuerpo etérico es la imagen y figura verdadera de la forma humana tangible, pero compuesta de materia mucho más sutil.
Dentro de este cuerpo están las relaciones y recursos de todas las experiencias sufridas por el individuo, a través de incontables vidas. Es también el medio para la transformación de fuerza a todas las partes de la forma humana. Determina las condiciones del cuerpo físico porque, en s, es depositario y transmisor de energía, así como el verdadero intermediario entre los mundos internos y externos del hombre".
Ahora pasaremos a los tres cuerpos espirituales superiores: Estos tres cuerpos espirituales superiores forman la Santísima Trinidad, la Triada Divina, manifestada en el ser humano.
En la imagen que conocemos como la Divina Presencia "Yo Soy", resalta en primer lugar una rueda de colores; son los mismos colores de iris, el rayo de luz blanca descompuesta en tres colores primarios y tres secundarios. Estas esferas de Luz Coloreadas es lo que forma Tu cuerpo causal. En primer lugar aparece una franja azul, la sigue la amarilla, luego una color rosa; sigue una franja blanca, después una verde, una oro-rubí (anaranjada), pero en metafísica no se llama así, sino oro-rubí, rubí color sangre de pichón que es el más escaso y el más caro de todos los rubíes) y pro último una color violeta. En este tu Cuerpo Causal está almacenado todo tu adelanto, toda tu evolución positiva a través de las innumerables vidas que has vivido antes y la que estás viviendo ahora. Por eso te dice el Evangelio:
"NO ATESORES TESOROS EN LA TIERRA, SINO EN EL CIELO, DONDE NO HAY LADRÓN QUE TE LO ROBE, NI TE LO ROE LA POLILLA". Es allí, donde tienes que acumular lo que te vas a llevar de esta vida, para una vida próxima. Ese, tu adelanto, que te pertenece por derecho de conciencia, nadie te lo puede quitar, menoscabar, empañar ni recortar en forma alguna. Este haber que estás atesorando ahora y lo que traes ganado de vidas pasadas, te acompañará en tus próximas encarnaciones, así como el Debe que traes de otras vidas y el que estás acumulando ahora, en tu Cuerpo Etérico, también te lo vas a llevar cuando desencarnes y es la deuda a pagar que vas a traer cuando renazcas [la ley del Karma se estudiará en otras lecciones posteriores]. Es la Ley del Karma. Ahora bien, observarás que la rueda tiene doce rayos blancos que parten del centro de Luz Blanca que emana de la cabeza de la figura humana. Son doce, pues el rayo central que sale de su frente son en realidad dos Rayos, ya que éste se prolonga hacia abajo y saliéndole por el pecho, sigue bajando en forma de un hilo o cordón que viene a anclarse en la cabeza del ser humano. El Rayo Blanco central que sube, sigue ascendiendo, y sale a conectarse con el Sol de nuestro sistema planetario, ese Sol que nos proporciona luz y energía, quien a su vez repite el mismo patrón, pues posee la misma rueda o halo de colores que aparece en nuestro Cuerpo Causal. De ese Sol, centro de nuestro sistema, parte otro rayo electrónico que sale a conectarse con el Gran Sol Central, que también presenta la misma rueda de colores, ya que En el universo todos los patrones se repiten, desde el Macrocosmos hasta el Microcosmos. De ese Gran Sol Central, donde se supone la existencia de ese Ser incognoscible que llamamos Dios, emana la energía que sostiene y alimenta todos los sistemas, soles y galaxias que existen en el Cosmos, pues todos están conectados en la misma forma, antes descrita, en que está conectado nuestro planeta y los seres que lo habitan.
El Cuerpo Etérico: el cuerpo etérico es la imagen y figura verdadera de la forma humana tangible, pero compuesta de materia mucho más sutil.
Dentro de este cuerpo están las relaciones y recursos de todas las experiencias sufridas por el individuo, a través de incontables vidas. Es también el medio para la transformación de fuerza a todas las partes de la forma humana. Determina las condiciones del cuerpo físico porque, en s, es depositario y transmisor de energía, así como el verdadero intermediario entre los mundos internos y externos del hombre".
Ahora pasaremos a los tres cuerpos espirituales superiores: Estos tres cuerpos espirituales superiores forman la Santísima Trinidad, la Triada Divina, manifestada en el ser humano.
En la imagen que conocemos como la Divina Presencia "Yo Soy", resalta en primer lugar una rueda de colores; son los mismos colores de iris, el rayo de luz blanca descompuesta en tres colores primarios y tres secundarios. Estas esferas de Luz Coloreadas es lo que forma Tu cuerpo causal. En primer lugar aparece una franja azul, la sigue la amarilla, luego una color rosa; sigue una franja blanca, después una verde, una oro-rubí (anaranjada), pero en metafísica no se llama así, sino oro-rubí, rubí color sangre de pichón que es el más escaso y el más caro de todos los rubíes) y pro último una color violeta. En este tu Cuerpo Causal está almacenado todo tu adelanto, toda tu evolución positiva a través de las innumerables vidas que has vivido antes y la que estás viviendo ahora. Por eso te dice el Evangelio:
"NO ATESORES TESOROS EN LA TIERRA, SINO EN EL CIELO, DONDE NO HAY LADRÓN QUE TE LO ROBE, NI TE LO ROE LA POLILLA". Es allí, donde tienes que acumular lo que te vas a llevar de esta vida, para una vida próxima. Ese, tu adelanto, que te pertenece por derecho de conciencia, nadie te lo puede quitar, menoscabar, empañar ni recortar en forma alguna. Este haber que estás atesorando ahora y lo que traes ganado de vidas pasadas, te acompañará en tus próximas encarnaciones, así como el Debe que traes de otras vidas y el que estás acumulando ahora, en tu Cuerpo Etérico, también te lo vas a llevar cuando desencarnes y es la deuda a pagar que vas a traer cuando renazcas [la ley del Karma se estudiará en otras lecciones posteriores]. Es la Ley del Karma. Ahora bien, observarás que la rueda tiene doce rayos blancos que parten del centro de Luz Blanca que emana de la cabeza de la figura humana. Son doce, pues el rayo central que sale de su frente son en realidad dos Rayos, ya que éste se prolonga hacia abajo y saliéndole por el pecho, sigue bajando en forma de un hilo o cordón que viene a anclarse en la cabeza del ser humano. El Rayo Blanco central que sube, sigue ascendiendo, y sale a conectarse con el Sol de nuestro sistema planetario, ese Sol que nos proporciona luz y energía, quien a su vez repite el mismo patrón, pues posee la misma rueda o halo de colores que aparece en nuestro Cuerpo Causal. De ese Sol, centro de nuestro sistema, parte otro rayo electrónico que sale a conectarse con el Gran Sol Central, que también presenta la misma rueda de colores, ya que En el universo todos los patrones se repiten, desde el Macrocosmos hasta el Microcosmos. De ese Gran Sol Central, donde se supone la existencia de ese Ser incognoscible que llamamos Dios, emana la energía que sostiene y alimenta todos los sistemas, soles y galaxias que existen en el Cosmos, pues todos están conectados en la misma forma, antes descrita, en que está conectado nuestro planeta y los seres que lo habitan.
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